VOLVER A EMPEZAR: HISTORIA DE MI RECUPERACIÓN

en
Tiempo de lectura: 3 minutos

Tabla de contenidos

Por @julian_fitkraff

Aún recuerdo aquel día 9 de febrero como si fuera ayer. Ese día comenzaron una serie de eventos en mi vida… desgraciadamente para mal.

Os pongo en situación, para los que no sepáis lo sucedido:

Corrían las 17:00h aproximadamente, cuando, antes de ir a entrenar, ya tenía molestias estomacales. Creí, como muchas veces suele ocurrir, que se debía a una ingesta elevada de hidratos de carbono. Podía ser que la digestión fuera pesada o, incluso, simplemente gases… (iluso de mí). Con todo ese dolor me fui a entrenar, como un campeón, sin compasión alguna, como siempre. A pesar del dolor, salí satisfecho.

Al llegar a casa, mi apetito desapareció y el dolor ya no solo estaba en la boca del estómago, se había expandido por toda la barriga, podría describirlo como un dolor punzante… Me fui a dormir, sin cenar. Me tomé un calmante muscular pensando en que todo se pasaría tarde o temprano.

Sobre las 04:00h el dolor era tan, repito, tan inmenso, que no podía ponerme de ninguna manera y, evidentemente, no podía conciliar el sueño. Mi chica me OBLIGÓ a ir al médico, ya que yo insistía en que no era nada… (seguía siendo un iluso). Llegué al médico de urgencias y sorpresa… APENDICITIS… “hay que operar”. No olvidaré ese momento y esas palabras, no por la operación en sí, que hoy en día es una intervención quirúrgica común (aunque tengo que reconocer que algo de miedo me dio), sino por pensar en lo que vendría después: LA RECUPERACIÓN.

Todo salió bien y, una vez operado, empezó mi larga y dura recuperación, que no solo fue física, también mental. Imaginaos sin trabajo, sin fuerzas, sin poder moveros, sin hacer lo que más deseáis en esta vida, así estaba yo. Ni siquiera podía moverme para ir al lavabo. Fue un duro golpe para mí y los míos. Era muy raro ver a Julián sin poder moverse.

La cirujana me comentó que debía estar más de mes y medio sin pisar un gimnasio… y os garantizo que lo estuve… y no se lo deseo ni al peor de mis enemigos.

Durante esta recuperación tan larga, sabía que tenía que cuidarme dentro de unos mínimos. En ese tiempo, mi entrenador me pautó la dosis de kcal que debía ingerir, ya que, al ser tan reducido mi gasto energético, el aporte calórico dentro de la dieta debía ser menor. Aparte, incluí algunos complementos alimenticios que me fueron genial: el L-Glutamine que interviene en la recuperación e incrementa los niveles de glucógeno muscular, además de su efecto antioxidante y anticatabólico. Hidrovit para la reposición de los principales vitaminas del grupo B y Collagen Tabs para mantener los tejidos en condición óptima. Fueron esas tres herramientas, junto a un BUEN DESCANSO y una ALIMENTACIÓN ADECUADA, lo que me ayudó a salir adelante.

Las horas, los días, las semanas, se hacían eternas, pero al final llegó mi día… Lo tengo bien apuntado en mi calendario, el 27 de marzo. Ese día comencé una rutina nueva, pero muy poco a poco, sin esfuerzos, tan solo bombeando un poco el cuerpo para que se fuera despertando.

Os puedo asegurar que las dos primeras semanas, mi cuerpo era el peor que he tenido en años… todavía me cuesta llegar al nivel que tenía, pero, después de cuatro semanas y media, vamos cogiendo algo de forma. EL MÚSCULO TIENE MUCHA MEMORIA.

Tras empezar mi rutina y mi nueva dieta, añadimos la suplementación que suelo utilizar a diario: Harina de avena integral, Whey Isolate, Vita C y Omega 3.

Mi vida volvía a ser como yo quería, pero creedme cuando os digo que el tiempo parado no es tan duro como EL DÍA QUE VUELVES A EMPEZAR, que vas al gimnasio y ves a todo el mundo mejor que tú, en el que te miras en el espejo y no encuentras ni una sombra, ni una vena… ¡NADA! Te notas blando y pequeño, sin fuerzas, sin ganas… ¡QUEDAS DESMOTIVADO!

Para alguien que ama tanto este ESTILO DE VIDA, algo así, una operación, una lesión, etc., es un golpe importante. Sé que muchos me entenderéis.

Pero tan solo queda seguir, luchar, sacrificarse, VOLVER A SER UNO MISMO…

Así que, aquí termino, amigos, debo CONTINUAR CON EL ENTRENO.

*Añade a tu playlist de entrenamiento:

Do the Evolution – Pearl Jam 

Un comentario Añadir valoración

  1. Susana dice:

    Lo malo es que los médicos no lo entienden. Anteriormente a lo que voy a contar tuve lesiones de rodilla y me dijeron que debía dejar de correr para siempre, no lo hice, acudí a un profesional que me ayudase y me recuperé y he corrido muchas carreras desde entonces. No entienden que a una persona que ama el deporte no se le puede decir que lo deje todo. En tu caso respetaste tu recuperación, como debe ser, en mi caso me estoy recuperanso de una cesárea y una pubalgia que tuve durante el embarazo. En ese tiempo caminé, hice pilates y yoga hasta la última semana. No corrí, lo que más me gusta, porque no podía. Ahora tengo una diastasis de rectos bastante acusada, han pasado 11 semanas y podría sacar tiempo para ir a correr, pero los médicos me dicen que hasta pasado el año no podré. ¡Un año! ¿En serio? Me echo a llorar cada vez que lo pienso. Sólo camino y hago ejercicio de recuperación en casa hipopresivos y planchas… estoy desesperada. Nadie sabe lo que es no poder correr o que te dejen hacer un mínimo para alguien como yo. Igual hay una manera más lógica de afrontarlo, una incorporación de rutinas gradual… pero no, te dicen ¿qué para que quieres correr ? Pues bien porque lo necesito, porque así estaré más fuerte y mejor con mi bebé porque una mamá triste no es lo que necesita un bebé y porque las mamás somos personas con derecho a recuperar nuestra vida. Otras mamás sé que no lo entenderán, pero bueno. No encuentro la ayuda para afrontar mejor mi recuperación, ni el profesional que me ayude a ir incorporando el deporte en mi vida otra vez y yo no me atrevo porque no quiero quedar lesionada de por vida. Gracias por el artículo, por leerme y si a alguien se le ocurre algo para ayudarme, lo agradezco

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *