Ser coherentes o no ser: fuerza, emoción e impulso (Part. 1)

en
Tiempo de lectura: 5 minutos

Elena_QueNadaTePare blog

¡Buenos días!

Para este nuevo día disponemos de un artículo motivacional que nos regala Elena Antón: modelo, actriz y periodista. Ha sido atleta fisiculturista bikini I.F.B.B.  y actualmente ejerce como reportera/ tertuliana en el programa Perdona TV Show, junto a Elsa Anka. ¡Aceptad los cambios, arriesgad y estad atentos a sus palabras!

‘Cuando uno vive como piensa, acaba pensando como vive.’
Gabriel Marcel

¿Alguna vez has sentido removerse algo en tu interior, como aclamándote un cambio, advirtiéndote de que no estabas del todo bien en dónde te veías? ¿Te ha pasado sentir que caminabas hacia un destino, por rutina o hábito quizá, pero de pronto algo te hace parar en seco; fijarte y sentir que podrías ser o hacer mucho más? Quizá era un anuncio, la imagen de alguien en la calle haciendo algo que te llamó la atención o puede que se tratara de un simple pensamiento.

Eso que has podido sentir y que todos tenemos y volvemos a tener durante toda nuestra vida, en algún que otro momento, es un impulso.

El impulso de querer hacer las cosas bien. El impulso de cuestionarte qué no te acaba de completar en tu vida o qué es lo que no termina de emocionarte ni de llenarte.El impulso de ser quién quieres de verdad, te lleve el tiempo que te lleve. No importa. Porque es un impulso que nace de lo más profundo de ti para decirte: “Sí, puedes”. “Párate y siéntelo. Está hecho a tu medida. No esperes y ve a por ello”. (Y es que ese impulso te quiere enseñar quién puedes ser o quién incluso no deberías ser).

Se conoce por impulso al deseo o emoción que nos lleva a realizar algo de manera intempestiva y sin reflexión: “Lo hice sin pensar, por impulso”, “No sabía lo que hacía, fue por impulso”.

Por otra parte y desde las leyes de la física, el impulso es también la fuerza que lleva un cuerpo en movimiento o en crecimiento: “El impulso del balón fue suficiente para llegar a la portería”, “La bicicleta llevaba tal impulso que sin pedalear llegó a su meta”.

Y existe incluso en nuestro lenguaje cotidiano una expresión que dice: “tomar impulso” y que está vinculada a la acción de correr o efectuar un salto, un lanzamiento o una maniobra con mayor ímpetu y/o potencia.

Luego, usemos ese impulso para darnos fuerza en aquello que queramos cambiar. Para que con mayor ímpetu nuestra emoción nos lleve a realizar algo con la suficiente potencia que nada pueda detenernos en nuestros propósitos. Y hagamos que ese impulso se transforme en una decisión, de pies a cabeza, completa y total; para que nada quede en algo intempestivo o sin reflexión.

“PERMÍTETE SENTIR EL IMPULSO NECESARIO
PARA QUE NADA TE PARE”

No obstante, y como bien sabemos, cualquier impulso tiene una bifurcación hacia lo positivo o hacia lo negativo. Podemos hacer que nuestro impulso nos lleve por el buen camino o por el contrario y, cada vez más, nos obsesione y frustre hasta abandonar.

Solemos escuchar que la clave del éxito reside en la constancia y perseverancia: “Todos esos que admiramos han trabajado con constancia y esfuerzo para llegar ahí” …

Lo que no nos cuentan es que incluso en su lucha por subir a su propio Everest, ellos/as también tuvieron tentaciones de rendirse y por ello también tuvieron que romper la barrera inicial. Esa barrera que todos tenemos y que es la más dura de superar cuando iniciamos cualquier proceso de cambio.

Una barrera de dudas, de pereza y de búsqueda absurda en el saco de las excusas para devolvernos de nuevo a nuestra “zona de confort”. A la zona de hábito en todo lo que hacíamos y en cómo lo hacíamos, hasta que decidimos romper para cambiar.

“LAS EXCUSAS NOS DISTRAERÁN SIEMPRE
DE LO QUE QUEREMOS CONSEGUIR”

Hay que saber romper. Cortar no sólo con la pareja que no nos hace feliz o con el jefe que no nos reconoce el esmero y talento aplicados en nuestro trabajo. Hay que saber cortar también con lo que nos resta, con lo que no aporta, con lo que envenena y con lo que nos atrapa en esas espirales casi eternas. Porque si no cortamos por fin, y a veces es necesario que sea en seco, quizá nunca podamos hacerlo.

Pero ahí está ese amigo Impulso, avisándonos de que lo hagamos. De que cortemos con eso que nos ha llevado a crear ese punto de inflexión en nuestra vida. Con eso que te lleva a cuestionarte si estás haciendo todo lo que podías o si podrías ser mucho más de quién eres ahora.

Es importante tener presente que los cambios no sólo los encontramos en nuestra vida en forma de parejas que no funcionan, sueldos insuficientes, empleos vacíos de realización personal, orientaciones sexuales establecidas, amistades tóxicas…

Los cambios están en todas partes: Y en la salud, el aspecto físico, la nutrición y la energía que nos falta para aumentar en positividad nuestro día a día, también.

Lo que pasa que es únicamente cuando nos revelamos y cuando decidimos que de verdad queremos cambiar algo que no nos hace felices, cuando obtenemos el impulso. El impulso alinea nuestro malestar con nuestro reto personal.

Ese día en el que te decides a apuntarte a un gimnasio, a planear comprarte unas zapatillas para salir a correr o a comprar otro tipo de alimentos para llenar de otro color tu nevera. El día en el que decides comprarte tu último paquete de cigarrillos, sentarte con una libreta para crear un plan económico que mejore tus cuentas en rojo o que alzas tu mirada y decides comprometerte, finalmente, ante un altar y tus familiares con esa persona importante.

Y cada quién interpretará con sus propias convicciones y/o emociones a qué se puede deber ese impulso, pero lo que está claro es que habrá deseado el cambio en su vida, por fin.

Suelo comentar que todos podemos todo. Y aunque suene algo increíble, es así. Y aunque incluso no te lo quieras creer o te pueda molestar… ten claro esto: Vas a tener la vida que decidas tener.

Y no sólo eso, sino que además vas a tener ante ti un abanico de posibilidades para conseguir lo que te propongas. Eso sí, estate atento/a. Puesto que suelen ser oportunidades que pasan de largo si no te decides…

<< Se cuenta que, existiendo en un pueblo muy pequeño, una iglesia centrada en medio de su plaza… habitaba en ella el Párroco, por herencia familiar. Llevaba años a sus espaldas de suma devoción para su labor, ofreciendo consejos a sus fieles y manteniendo su fe por encima de casi cualquier cosa.
Un día la Iglesia (su hogar, su todo), comenzó a inundarse.
El cura, asustado y preocupado, rezó y rezó a Dios para que parase esa desgracia.
No parecía ir a mejor aquello y entonces vino gente del pueblo para ayudar al cura a salir.
Él se negó diciendo: – “Dejadme, Dios me salvará.” Y el cura se puso a rezar con mayor insistencia.
La policía acudió también en su busca para ayudarlo.
Pero el cura se volvió a resistir: – “Dejadme, Dios me salvará.” Y continuó rezando sin cesar.
No obstante la Iglesia seguía inundándose. Ahora el agua le llegaba a media cintura.
No faltaron los bomberos para rescatarlo…. – “Dejadme, Dios me salvará”, volvió a repetir el cura, que no paraba de rezar y rezar y rezar.
No pudo hacer nadie nada y terminó ahogándose.
Una vez muerto, el cura se encontró con Dios cara a cara y le dijo:

– “¿Pero Señor, por qué permitiste que esto ocurriera? ¿Por qué me abandonaste y no me ayudaste cuando yo estuve rezándote sin perder la fe en ti?
A lo que Dios le respondió:
– Hijo mío, ¡yo sí te ayudé! Pero no quisiste aceptar mi ayuda. ¡Envié a gente del pueblo, a la policía e incluso envié a los bomberos! >>

                                                                                              Película: “Lo que de Verdad Importa”.

Moraleja: Las oportunidades van en un tren que no esperará a que te subas a él. Decidirse en el momento adecuado es casi tan importante como permitirse sentir ese impulso y querer cambiar. Pasa que no siempre ese abanico de posibilidades/oportunidades que se pondrán ante ti para que puedas lograr lo que te propones, vendrán con un cartel en fluorescente y letras en mayúscula para avisarte. Por ello es tan importante que procures estar atento/a.

“ES MÁS CIEGO EL QUE NO QUIERE VER, QUE EL QUE NO PUEDE”

*Añade a tu playlist de entrenamiento:

Song ‘Single Ladies’ – Training Motivation

Beyoncé – Single Ladies

¡QUE NADA OS PARE!

Artículo realizado por Elena Antón

Plural: 0 Comentarios Añadir valoración

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *